DIOSES Y DIOSAS
El Olimpo celta, afortunadamente para sus “eternos” habitantes, es un planeta de extensión infinita para que en él puedan vivir, tanto los principales dioses y diosas celtas, como de los semidioses, heroes-dioses, mortales endiosados, druidas, magos, magas y chamanes; reyes convertidos en dioses o dioses que fueron reyes; además de ninfas, duendes y otros familiares surgidos de uniones diversas: dioses con animales; dioses con humanos; humanos con semidioses, etcétera. Todo ello viene a cuento para justificar que, en este apartado, no estén todos los que son, pero si se procurará que, en cada apartado, si sean, al menos, todos los que están.
ELLOS
DAGDA: Sobre el esposo de la diosa madre ya hay referencias al comienzo de este artículo, aunque no por ello se puede pasar de largo. Recordar que su nombre significa “Buen dios” como dios capaz y certero, no en el sentido de bondad. Es el señor del entendimiento y soberanamente fecundo. También es conocido como “Eochu Ollanthir”, que significa “padre universal”. Siendo Sucellos su equivalente galo, posee un mazo (originariamente una porra) que tiene la propiedad de matar por un extremo y resucitar por el otro. También posee un caldero de la abundancia del que “nadie se aleja sin ser saciado” y que, igualmente, tenía capacidad para resucitar a los muertos cuyos cuerpos eran sumergidos en él. Es también el dios de la concepción intelectual, el dios-druida de ciencia perfecta. Otro de sus nombres, “Ruad Rofheasach” (Rojo omniscente) es una alusión a su sitio preponderante en el panteón. Hay quien añade que, junto con la maza y el caldero, el arpa es otro de sus signos-atributos. Es un arpa de oro, es decir, solar, núcleo de toda luz; un instrumento que, al oírlo, puede producir llanto, risa gozosa o adormecimiento. Además, el arpa acude rauda a Dagda cada vez que éste reclama su presencia, tal que si fuera un pájaro, y emite su música sin que nadie la pulse.
En cuanto a los amores de este dios, muy numerosos pues tendía, inevitablemente, a la promiscuidad, se encuentra Boann, su cuñada, casada con su hermano Elcmar. Para poder yacer con ella envía a su hermano a visitar a su yerno Bres y, para gozar con la mujer, detiene el tiempo para su hermano mientras para ambos amantes pasan nueve meses cuyo fruto es Oengus, su hijo, que significa “fuerza única”. Curiosamente cuando el hermano regresa y se encuentra la criaturilla, nada pregunta. Será por si los dioses. De igual forma Dagda es considerado, entre otras paternidades, el progenitor del rey Bodb y de Cermat, padre de Mac Cuill, uno de los tres soberanos que reinaron en Irlanda. En ocasiones también aparece como padre de Brigit en su triple faz: como dama de la fecundidad, como señora de la medicina y los saberes, y como maestra de la lanza.
OGMIOS: Ogmios-Ogmé. Cubre el cuerpo con una piel de león; en la mano derecha empuña una maza y en la izquierda un arco, carcaj y flechas a la espalda, mientras que de su lengua perforada penden un montón de cadenas ensartadas, a su vez, en las orejas de una gran cantidad de personas que le siguen entusiasmadas. Es el dios de la elocuencia, para algunos estudiosos; un gran orador que llevaba a los humanos al campo de batalla y los enardecía. Era hermano de Dagda y hay quien afirma que tiene muchas similitudes con Hércules. El historiador Luciano, al contemplar su representación gala donde Ogma aparece con un corte de pelo a lo “media luna” con un rapado en la frente, de oreja a oreja, dejando largo el cabello en el cogote, lo relacionó con los druidas, de quien era su dios patrono; por otro lado este corte de pelo fue el que mantuvieron los monjes celtas hasta el siglo IX. Un aspecto importante de este dios es que creó la escritura ógmica, formada por caracteres sagrados y usado por druidas de Escocia, Irlanda y algunas partes de Gales. Los “ogams” eran trazos que se aparecían en los bordes de ciertos monumentos o en instrumentos rituales. Cada fonema se representaba con uno o varios trazos ya colocados en forma vertical, ya horizontal, o incluso en ángulo. Finalmente recordar que también, aunque menos, se le conoce como señor de la guerra que conduce a los combatientes hacia el mundo de las tinieblas.
LUG: Se cuenta de este dios que nadie podía soportar el resplandor de su rostro, una característica que lo pone en relación con el sol. De hecho su propio nombre indica “luminoso”. Es el señor de las artes, tanto en tiempo de paz como de guerra, tal es así que su lanza siempre acertaba el blanco. Su arco era el arco iris y la vía Láctea se llamaba, en Irlanda, “La cadena de Lug”, lo cual relacionan, algunos estudiosos, con el camino de Santiago. Su presencia en la Galia, Irlanda y País de Gales es muy distinta. Por ejemplo en la Galia se le recuerda poco pero sobre todo se le sigue la pista en el nombre de algunas ciudades: Lugdunum (Lyon: la fortaleza de Lug). Se cuenta que la ciudad fue fundada en la localización designada por el vuelo de unos cuervos. Las ciudades Ludun, Laon, Lugon, Lugo, son muestra de su presencia.
En Irlanda, sin embargo, Lug está presente en gran parte de su mitología. Se cuenta que, una vez que el rey Nuada volvió al trono, tras ser expulsado Bres, y en medio de una guerra de represalias entre los Tuatha Dé y los Fomore, Lug apareció en solitario ante la puerta del castillo de Nuada y el portero le preguntó qué cualidades pretendía tener para ser admitido entre los dioses. Lug dice, por el siguiente orden, que es “carpintero, herrero, soldado, arpista, poeta, brujo, médico, posadero y broncista”. Sin embargo el portero no le deja pasar pues le contesta que, dentro, ya hay dioses con todas esas capacidades, a lo que Lug matiza que él también las tiene, pero todas juntas. Entonces se le permite pasar y el rey Nuada le desafía a una partida de ajedrez, que Lug gana. Nuada le concede entonces de forma simbólica el trono y lo declara “Samhildanach”, osea, “politécnico” y le deja quedar, en pie, a su lado. A partir de aquí Lug se encarga de hacer el inventario para las batallas y organizar los combates. Lug está armado con una lanza y con una honda. Con esta última mata al gigante Balor, su abuelo materno, reventándole el ojo con una piedra, una de las principales razones por la que fue llamado Lug Lam-Fada “de larga mano”. Tras perder su última batalla, Bres se somete a los dioses irlandeses y promete, a cambio de su vida, prosperidad eterna para Irlanda. En este país se celebra, el 1 de agosto, “Lugnasad” o asamblea de Lug, que algunos eruditos definen como la boda de Lug con la Diosa-Madre. Esta fiesta siguió existiendo hasta después de la cristianización en Irlanda. Finalmente, y respecto al País de Gales, el equivalente es Lleu Llaw Gyffes “el de la mano viva”. Aparece en el Mabinogion de Math, como el hijo incestuoso de Gwydion, el Dagda galés, y de Arianrhod (“Rueda de Plata”), su hermana. Al nacer, Lleu es escondido por su padre y educado en secreto. Una vez ha crecido, su madre lo maldice más, a pesar de esta maldición que le prohibe, entre otras cosas, casarse con una mujer nacida de un hombre, se une a Blodeuwedd (“rostro de flor”), nacida de la magia de Gwydion y del rey Math. La historia no tiene un buen final pues resulta que Blodeuwedd no le es fiel y toma como amante a Gronw Pebyr quien, tratando de matar al honrado esposo, le hiere con una lanza. Lleu se salva, sana y mata a su rival con un golpe de lanza mágica. En lo que respecta a la esposa infiel, es castigada convirtiéndola en lechuza.
CERNNUNOS: Puede significar “el de la cornamenta” o “el de la cabeza de ciervo”, de modo general, pues este punto ha sido muy discutido por los estudiosos de la temática celta. Se cree que es una entidad precelta y se destaca porque el dios aparece con las piernas cruzadas en “la posición de Buda”. Así aparece en el caldero de Gudestrup y en los monumentos de Reims y de Saintes, entre otros. Lleva un torques en el cuello y, en la mano, una manzana o algo parecido a una bolsa. Rodeado de animales salvajes, se destaca una serpiente,-generalmente con cabeza de cordero-, en una de sus manos o bien alrededor de su cuello. Hay quien cree que era un dios de los cazadores mientras otros creen que era el protector de los animales dotados de cuernos. El ciervo aparece como símbolo de fuerza positiva aunque incluso alguien lo relacione con el mundo de los muertos. En el medioevo, en algunas historias, el ciervo vencía al dragón. De modo general se le entiende como rey o dios de los animales, o bien el dios de la magia de la caza o del renacimiento de la naturaleza. Sin embargo, los tres conceptos a un tiempo, resultan incompatibles. Respecto a sus representaciones, para que puedan dar alguna luz sobre su función concreta, se pueden hacer referencia a tres:
---En Reims: Cernunnos libera de una bolsa un “flujo” que parecen granos o bien mondas. Un ciervo y un toro se nutren de él y una rata, colocada sobre el gurpo, parece esperar.
---En París: el pilar de los Nautres de los Parisii lo representa sobre el “dado Cástor-Pollux-Sertrios. Vemos el busto de Cernunnos, calvo y barbudo, los candiles ornamentados con dos torques o con pulseras.
--En Gundesturp los eruditos hicieron conjeturas sobre la procedencia del famoso caldero. En esa pieza Cernunnos reina, sentado con las piernas cruzadas, la cabeza cubierta por dos inmensos cuernos, sostiene en su mano derecha un torques y en la izquierda hay una serpiente con la cabeza de Aries. Un ciervo está a su lado y animales salvajes y peces lo rodean.
Cernunos en el Caldero de Gundestrup.
Nuada: Rey de los Tuatha Dé Danann, tuvo que renunciar a su cargo tras perder un brazo en una batalla (los gobernantes insulares tenían que ser físicamente perfectos). Durante el tiempo que estuvo inhabilitado fue reemplazado por otro rey, Bress (“El hermoso”), pero al parecer y como era mitad fomoriano, lo cierto es que su reinado no fue bueno para el pueblo a causa de su tacañería y su avaricia. Tras la derrota de los Formorians por los Tuatha, Bress fue perdonado pero sólo si les aconsejaba en cuestiones agrícolas, pues eran éstos buenos guerreros y artesanos, pero del campo apenas sabían nada. Nuadu recuperó el trono después de que Dian-Cecht le fabricara un nuevo brazo, y a partir de entonces fue conocido por el nombre de Nuadu Argatlam (Nuadu el del brazo de plata), pero terminó muy desmoralizado por las continuas batallas con los Formorians y el joven Lugh se hizo cargo del trono. (*) (Este texto aparece ya en otro apartado, ahora se añade algo más). Nuada sostiene el alma que simboliza la función guerrera: la espada flamígera, su atributo canónico, que además sólo utiliza al final de la batalla de Moytirra, sacudido por un futuro guerrero muy propio de los celtas, después de pasar una apasionada noche con Bobd, diosa de los combates.
Mananman: El señor Llyr se relaciona con el océano. También se le llamó Lleadiaïth , o “ el media lengua” quizás por la dificultad de interpretar el lenguaje del mar y de sus olas. Shakespeare lo convirtió en el rey Lear. La esposa de este personaje fue Irlanda, quien con el nombre de Iwerydd, tuvo dos hijos: Bran o Bron, y Mananman o Manawyddan, el hijo del mar o, si se quiere, “el marinero”. Ambos son, a veces, dioses, y otras sencillos héroes. Mananman era el dios protector de los comerciantes que cruzaban los mares para establecer rutas comerciales. Era un buen observador del cielo y la atmósfera y a veces se le consideraba también druida. Incluso en el Mabinogi de Manawyddad le describen como zapatero. Debido a su habilidad marinera llegó hasta la Isla de los bienaventurados, de la que fue nombrado rey. Entre sus posesiones están un caldero de inagotable alimento así como un importante numero de vacas que dan leche sin parar. En el país de Gales sus rasgos fueron humanizados y su nombre quedó identificado a la isla de Man, como un lugar intermedio entre Irlanda y Gran Bretaña. Fue considerado su rey y allí aún se admira su tumba. Entre algunas de sus representaciones aparece con un casco flamígero, un escudo invencible y un manto que le hace invisible. Su espada, igualmente que otros dioses, no falla jamás y su nave, sin remos ni timón, se desplaza sola hacia sea, apaciguando las tormentas a su paso. Cabe recordar que, en alguna leyenda, este dios, con el nombre de Barrind “cabeza alta”, será el piloto misterioso que conduzca al rey Arturo hasta la isla de Avalon. Por un proceso de cristianización los monjes celtas lo convirtieron en San Barri, patrón de los pescadores irlandeses.
ESUS, TEUTATÉS Y TARANIS: El nombre de Teutatés podría significar “el dios de la tribu”. Hay historiadores con lo asimilan al dios Marte o incluso a Mercurio. Sin embargo, para liar un poco más la madeja, los estudios más recientes en mitología Teutatés se identifica con el Dagda Eochaid Ollathair “el padre de todos”; donde ya se une al galo Sucellos y al galo-romano Silvanus.
Taranis, nombre que deriva de la raiz taran, “el trueno”. Es un dios galo. A veces se le identifica vestido a la usanza romana. Según los historiadores romanos, y como en el caso de las divinidades femeninas celtas, aquí los tres quedaron en uno. Essus mereció especial veneración en el norte de Galia. Tarán, el dios del trueno, el rayo, las tormentas y las lluvias fue asimilado al júpiter romano y Teutates, el Dios de la tribu, era invocado para que se abandonase la violencia y protegiese de todo mal. En cuanto a ESSUS,era un dios misterioso e inquietante. Fue representado empuñando un hacha, bajo las ramas de un árbol, del que pendía un cuerpo humano, cabeza abajo. Su imagen aparece en el llamado “altar de París” dedicado a los “nautae”, por lo que se ha sugerido su designación cmo protector de los navegantes en ríos, pero de forma benéfica. Ha sido asociado con Taranis y con Teutates formando una tríada peligrosa pues su significado oscilaba, como pasa con un buen número de dioses celtas, entre dioses del trueno la guerra, como “padres del pueblo”, por lo tanto era ambivalente; benévolo o cruel. En alguna expresión latina referida a él puede entenderse que tiene la función de “trocear”. Al parecer, los dioses que dividen o bien son divididos aseguran fecundidad. Son creadores. Para los estudiosos el Ussos galo, su nombre, deriva de la expresión bretona “euzuz”, que significó “estremecer”. Podría tratarse de un dios leñador que exigía su tributo y los “miembros troceados” pueden entenderse en relación a la leña de los árboles, pues los celtas entendían a éstos como entidades espirituales, con vida propia y por tanto talar un árbol era poco menos que sacrificar a un dios o bien a un ser humano. En cuanto a que esté colgado, puede referirse a que está a medio camino entre el cielo y la tierra y que su función era relacionar partes que están separadas. Incluso llegó a relacionársele con el dios nórdico Odín, quien también estuvo colgado del gran árbol cósmico Ygdrassil, aunque no es lo mismo, evidentente, ser el que está colgado, a ser quien cuelga a los seres humanos cabeza abajo y luego los despedaza.
DIANCEHT: Es aquel que está en posesión de secretos curativos, a menos, claro, que “el enfermo se le haya cortado la cabeza o tenga afectado el cerebro o la médula espinal”. Cabe recordar, sobre métodos curativos, que por ejemplo la hechizada Morgana, en Avalón, curaba por medio de artes mágicas toda clase de heridas, incluso las mortales. La facultad de curar de Dianceht fue heredada por su hijo Miach. Dianceht poseía conocimiento de un buen número de plantas curativas y practicaba la medicina natural con algo de magia. A sus conocimientos habría que añadir algunos ritos sangrientos, aunque no se sabe hasta qué punto, los historiadores citan este aspecto aquí porque los celtas consideraban, como algunos otros pueblos, que la cremación o desmembramiento de seres humanos eran un paso previo a la obtención de la sabiduría sobre los secretos de la vida y la muerte. BELENUS: Dios solar venerado en Aquilea y sur de las Galias. En Irlanda se celebra, el primero de mayo, la fiesta solar de Beltaine o “fuegos de Bel”. Stonehengye, templo solar erigido en época megalítica, es un ejemplo. Sus constructores no eran indoerupeos y los celtas se limitaron a reconocer la presencia de un dios solar y hacerle un panteón.
CAMULOS: Fue venerado incluso en Roma. Su significado parece coincidir con el de “tortuoso”, el que destacaba por arbitrar complicadas estrategias bélicas.
TEUTATES: “Padre de la tribu”, como dios protector del pueblo.
MAPONOS: Deriva de la voz celta “magos o mapos” y quiere decir “hijo”. Es el dios protector de los jóvenes guerreros. Las referencias a este dios pueden verse en la saga céltica insular de Kulhwch y Olven, y en los Mabinogion.
DIS PATER: Es el dios de los muertos y “el primero de los antepasados”. Tenia a su cargo la recepción de las almas y la búsqueda de nuevos cuerpos donde incorporarlas, una vez fallecidos aquellos cuyas almas buscaban nuevo alojamiento, y así aseguraba la continuidad de la tribu. A veces trabaja en solitario y en otras ocasiones le echaban una mano algunas deidades femenina como Herecura, responsable de la fertilidad del fuego. Actuaba en la Galia romanizada.
DONN: Donn era el dios irlandés de los muertos y los acogía en la isla de Tech Duinn, al sudoeste de Irlanda. A él, espíritu de lo oscuro, invocaban muchas veces los druídas en sus rituales mágicos.
BELI: Se le puede identificar con Belo, padre de Danao; con Bel, dios babilónico de la tierra, y con Belili, diosa sumeria de la luna y del infierno. A Beli se le concedió el dominio del mar.
GOÏBNIU Y GOVANNON: El fuego, pero más concretamente la forja, fue un trabajo de dioses. Los celtas consideraban a Goïbniu (en Irlanda), Govannon (en el país de Gales) el patrón de la herrería y el dominio del metal, por el fuego. En un momento de su historia los celtas lograron un acero de buena calidad. Goïbniu viene de la palabra “goban”, forjador. Su facilidad para fabricar con rapidez espadas y flechas, y como además poseía también “el caldero mágico”, para resucitar a los muertos en la batalla, los Tuatha Dè Danann un pueblo casi invencible. Igualmente tenía este dios una buena piara de cerdos inmortales así como la hidromiel de la Vida Eterna para tener a todos los dioses entretenidos en un perpetuo festín.
BALOR: Antigua deidad de los fomore; dios de las tinieblas, malo, cruel, despiadado. Un dios de la muerte que es vencido por su propio nieto, Lug, el luminoso, protector del pueblo. Es un gigante con un solo ojo, con el párpado habitualmente caído y que sólo levantaba en la batalla para lanzar su “rayo de la muerte” con el que mataba a decenas de guerreros. En el País de Gales se le conocía como Ispaddaden Penkawr y tenía dos ojos pero sus párpados también eran tan grandes y pesados que sus servidores tenían que mantener sus ojos abiertos sujetándoselos con enormes orquillas. Hoy en día es la mismísima imagen del ogro.
OG o ANGUS: Como sucede con Mercurio, en el mundo griego, Og era el dios del amor y de la juventud. Era hijo del dios Dagda. Se decía de él que sus besos se transformaban en pequeños pájaros cantores que hechizaban el corazón de cuantos los oían.
ELLAS
La mujer ocupa un lugar de gran importancia en el mundo celta hasta el mundo de que dioses y héroes reciben, en muchas ocasiones, el nombre materno. Madres, esposas, hermanas, amigas y amantes, también sabían luchar en la batalla; entendían de leyes, dirigían hogares, trabajan el campo, se experimentaban en la lucha; conocían las ciencias de la magia, la poesia y la escritura . Su situación era de igual a igual, respecto al hombre, en la sociedad celta, una característica que recuerda mucho a la posición de la mujer en el antiguo Egipto, muy similar al caso de las mujeres celtas. Se confiaba mucho en sus conocimientos del mundo natural, con independencia de la indiscutible sabiduría druídica; no tenían tabúes en el campo de la sexualidad y defendían a sangre y fuego a su pueblo en caso de ser atacados por algún enemigo. La multiplicidad de diosas que cuenta el mundo celta demuestra la importancia de la mujer en su sociedad, sin robarle la suya a los varones. En el caso del origen de los Tuatha Dè Dannae, se les conoce como los hijos de la diosa Danu. Los hijos de la diosa DANA. En todas las cultura precélticas indoeuropeas el papel de las diosas-madre fue básico. Las primeras diosas madre simbolizaron la fuerza de la tierra para cubrir las necesidades de los seres humanos; concedía fertilidad, acompañaban a los hombres en su soledad, les sanaban en caso de mala salud.
El Sanas Cormaic irlandés la llama ANA a DANA. En Killarney, Munster, se elevan dos colinas a las que se les dio el nombre de Da Chích Anann o “los dos pechos de Ana”, en alusión a su tarea nutricia. La propia Irlanda fue llamada îat Anann. Eb muchos monumentos megalíticos suelen representarse sus atributos: el hacha, que representa la autoridad sacrificial; el cayado de pastor, como guía y la serpiente, como fuerza fecundadora. También hay en sus cercanías animales con cuernos como ciervos, vacas, toros, bueyes, carneros, al ser tribus que conseguían buena parte de su alimento con la caza. Los Tuatha recibieron a esta diosa madre Dana, o Ana, como herencia de otras culturas más antiguas, extendiéndose luego por todo el mundo celta.
Los celtas conservaron, pese a su arrolladora masculinidad y una organización básicamente patriarcal, una indiscutible devoción haia Dana, la dama de los dólmenes, como madre de todos los dioses. Los relatos populares la consideran como reina de las hadas, de los enanos o korrigans, a cuyo cuidado estaban confiadas enormes riquezas subterráneas. La consideraban, en resumen, la gran regidora de un inframundo misterioso y, en ocasiones, hasta mortal. Hay quien dice que era esa anciana de aspecto terrible, hechicera implacable pero también bienhechora que no desdeñaba echar una mano a quienes lo necesitaban, si demostraban que tenían buen corazón. La diosa madre pasó a llamarse, tras la cristianización, Santa Ana, la madre de la Virgen María, mateniendo su antiguo prestigio como diosa de la fertilidad, y protectora bajo los auspicios de la luna. Los gaélicos la bautizaron con los nombres de Brigantia y Gwen.
J. García Font señala en su libro “El legado celta” que en sánscrito Anna significa alimento y “ann” aliento, respiración, luego Anna significaría alimento vital. “En el mundo celta el pueblo de Ana, los anaón, son los que han dejado de respirar; los muertos, la gente del más allá, los que habitan los túmulos. También el nombre de Rhianonna deriva de un regena-ana-ona, es decir, “una reina de los anaón”, de modo que curiosamente Ana es Rhianona y ésta se nos muestra como la dama que protege a los vivientes y tiene en cuenta a los fallecidos”.
MATRONAS
Tanto en Gran Bretaña como en la antigua Germania era muy habitual la presencia de tres diosas juntas, en una. Se cree que es una costumbre precéltica. Aparecen representadas con frutos o bien con cuernos de abundancia. A veces la del medio lleva en sus rodillas un neonato para reforzar su importancia en el culto doméstico. Algunos de los monumentos a las tres damas están cerca de fuentes termales, lo que permite relacionar a la triple diosa con la salud. Con el tiempo se convertirán en hadas y se les llamará mamau o famau. En ocasiones asumieron el indicativo de diosas de la medicina y de la curación. Hay que recordar en este campo la famosa tríada irlandesa: ERIU, FLOTA Y BANBHA, o el trío formado por BODBH, MACHA Y MORRIGANE, diosa única dotada con tres aspectos diferentes.
Para los celtas el numero tres era especialmente sagrado.
MACHA, LA PELIRROJA: Muestra una condición dominadora y es vestigio de la época en que imperaba el matriarcado en Irlanda, que desapareció con el paso del tiempo. Su historia es la que sigue: Tres monarcas había establecido reinar entre si durante siete años en Irlanda. Uno de ellos, Aed Ryad, murió antes de acabar su periodo y su mujer, Macha Pelirroja, reclamó el trono de Irlanda. Los soberanos Cimbaeth y Dithorba se opusieron. Hubo guerra y Macha venció y reinó. Esta diosa también aparece como Faïthius y representa a la tierra de Irlanda. Concede la realeza al varón que la desposa. Es la hermosa joven que se transforma en horrorosa anciana que ofrece su amor al héroe elegido. Si éste la besa y yace con ella, le ofrece el país. También es vidente y anuncia la desgracias que van a llegar. Finalmente la tercera de las diosas, en su manifestación humana, es la que provoca la enfermedad de los ulanos, debido a la carrera que le impone Conchobar de Ulster y a pesar de que la dama se encuentra embarazada, teniendo que competir en velocidad con unos caballos. Macha lo hizo para evitar que el rey le cortara la cabeza a su marido, Crunnchu, quien había afirmado que su mujer, Macha, era la más rápida del mundo. Esta, a pesar de decirle al rey que se encontraba embarazada y que sería muy peligroso para ella, no consiguió convencerle y éste, obcecado, dijo que si no corría, se fuera despidiendo de la costilla. Macha protestó acaloradamente e incluso se dirigió a la concurrencia para suplicar su ayuda y su intercesión. Sin embargo los ulates permanecieron callados y no hicieron nada por lo que Macha los maldijo: “¡Malditos vosotros que no habéis tenido en consideración mi estado, salvaré la cabeza de mi esposo, pero vosotros sufriréis, de ahora en adelante, el mal que yo experimentaré. Cada nueve meses tendréis los dolores del parto!”.
Macha compitió y ganó. En la meta, rendida, da a luz dos gemelos y por eso aquel lugar es conocido desde entonces comoEmain Macha, es decir, “Los gemelos de Macha”. En el parto dio un grito terrible y cuantos lo oyeron quedaron hechizado. Luego, durante cinco noches y cuatro días, cada nueve meses, experimentarían los dolores del alumbramiento. Sólo uno se libro de la maldición: Cuchulain.
MORRIGANE: Morrigú, en Irlanda, Morrigain, en Galia, se la conoció como “la gran reina”. No sólo se relaciona con la guerra, sino con quien los que van a morir en ella de tal forma que se le aparece a los guerreros como una mujer terrible, de hecho se la asocia con la antigua diosa de la guerra irlandesa Badb. Esa diosa guerrera adquiere diferentes apariencias: como Nemon, la venenosa, confunde a las tropas enemigos hasta el punto de luchar entre si; como Macha, es ella misma quien combate a los hombres y se presenta, cuando anuncia la muerte, en forma de cuervo y en nombre de Badb. Como Morrigú, otorga una fuerza sobrenatural a los soldados que protege, como fue el caso de Cuchulán. De igual forma se ha presentado como reina de los fantasmas y los espectros, y transformada en el hada Morgana de las leyendas del rey Arturo, se la conoció por su maldad mientras que, como la Dama del lago, ofrecía su aspecto más bondadoso a quien requería su ayuda. Morgana aparece como una de las hermanas del rey Arturo, concubina de Merlín y que se asocia con la típica imagen de la hechicera. Una, en tres: Badb, Macha y Morrigane. La primera se transformaba el corneja, la segunda provocaba la embriaguez mágica y periódicamente, una vez al año de los ulates, -quedando al merced de sus enemigos-, y Morrigane, poseedora de los secretos de la magia guerrera.
Cabe recordar que, en la fiesta de Samauhin o samain, que tiene lugar el primer día de noviembre, se producía la “unión” entre el dios Dagda y la diosa Morrigu, señora de los espectros, quien le dio a su amante las indicaciones necesarias para derrotar a los fomore. Esta unión, expresa la importante relación que existía entre sexualidad y fecundidad para los celtas, por ello las celebraciones que tenían lugar este día eran de un marcado carácter agrícola. Dagda halló a Morrigu cuando esta se bañaba en el río Unius e hicieron el amor no lejos de las aguas, en un lugar que aún hoy se conoce como “lecho del amor”.
CERRIDWEN: La diosa del cereal, era protectora de poetas y artesanos. Su culto garantizaba buenas cosechas. La etimología de su nombre indica su color blanco, “wen”, y “cerdd”, que en irlandés y galés significa “beneficio”. En Cataluña puede verse una derivación de su nombre en la “sardana”, su danza típica, así como en la toponimia del valle de la Cerdaña. Es la diosa de la cebada y también era conocida como Albina, la protectora de Gran Bretaña. Al ser una diosa antigua, coautora de la creación, diseñada en los albores de la Edad de Bronce, su huella se encuentra en diversos pueblos indoeuropeos: por ejemplo fue Danae, diosa de la agricultura de los aqueos danaenos; Leucipa, la diosa yegua blanca o Io, la fecunda diosa vaca de los jonios. Para los irlandeses era, ante todo, una diosa de fecundidad y madre de dioses. También era protectora de poetas y regente de la función intelectual, además de diosa de algunos oficios como la herrería, la forja y la medicina. Una vez cristianizada Irlanda, algunos expertos señalan que Cerridwen pasó a convertirse en Santa Brígida, su patrona, consagrada en la Abadía de Kildare.
ADARTIA: Realmente esta diosa tiene, en conjunto, características parecidas a Cerridwen, aunque también tiene otras que la distinguen. Artia o Adartia, hay quien sostiene que su nombre hace referencia a las tierras de cultivo, la piedra y los osos. Era diosa de las aguas, de la tierra y de estos animales, uniendo en si la potencia del mundo acuático, la fecundidad del mundo vegetal y la fuerza animal del oso. De hecho en Suiza se encontró una estatua donde se la representa debajo de un árbol, frente a un oso y con una copa y frutos en sus manos.
MADB. También conocida como Maeve o Meb. Sobre ella se habla ampliamente en el capítulo del Ulster, -en los primeros capítulos de esta serie sobre mitología-, y también se refiere su otra leyenda como la primera de las hadas.
DEVA: Diosa de los ríos celtas, a los que en muchas ocasiones y lugares se le daba este nombre.
SIRONA: Diosa de las aguas termales que, además, enlaza cielo y tierra.
ÁINE: Hija del dios del mar Manannán. Pese a su origen marino, es una diosa del cielo que viaja por el espacio.
ARIANRHOD: La dama de la luna, “rueda de plata”. Es hija de Dôn y hermana de Amaethon y Gwyddyon, con quien mantiene relaciones incestuosas de las que nacen dos hijos: Dylan Eil Tôn y Lleu Llaw Gyffes. Abandona el primero y no reconoce al segundo, al que maldice. Pero Gwyddyon consique contrarrestar esta maldición. Representa a la mujer que rechaza la maternidad. La expresión Kaer Arianrod designa a la constelación Corona Boreal.
BRIGANTIA o BRIGIT: Era un de las diosas de mayor entidad entre los celtas. Hija de Dagda y hermana de Angus, su nombre significa “la poderosa” o, como Brigantia, “la encumbrada”. En la antigua Irlanda era la señora de la poesía, la adivinación y de la sabiduría. Estaba asociada al sol y al fuego. Su fiesta se celebraba el uno de febrero que los celtas festejaban Imbolc, el comienzo de la primavera, motivo por el cual también se la asociaba con la fertilidad tanto de los campos, como de los animales y los seres humanos. En Escocia, y justo por ser diosa de la fertilidad y una vez llegada la cristianización, vieron en Santa Brígida, a la comadrona de la Virgen María y por eso era invocada por las parturientas cuando daban a luz. En el caso de Irlanda igualmente Brigantia fue sustituida por santa Brígida de Kildare. Curiosamente, en aquel lugar donde desde tiempo inmemorial los celtas había mantenido un altar con fuego permanente, fundo la santa un monasterio de religiosa. Se cuenta que a tan poderosa “isla de mujeres” no podía acercarse ningún varón. Cabe recordar, sin embargo, que la diosa no siempre estaba de buen humor y, cuando el tema de la cosecha no iba bien y para calmarla, se solía sacrificar un gallo en donde tres corrientes de agua se encontraban.
EPONA: Se cree que era una diosa que no sólo protegía a los caballos sino también a los ejércitos pues un buen número de sus representaciones aparece allá donde hubo zonas ocupadas por los soldados de caballería, de ahí que se la considere su patrona. Su fiesta se celebraba el 25 de diciembre. Se la representa sobre un caballo o un asno; o bien ante varios caballos, o incluso medio tendida, desnuda, sobre un caballo. Porta un cuerno de abundancia y a veces incluso junto a ella aparece un perro. De igual modo se la consideraba protectora de quienes van al mas allá por ser ambos animales relacionados con el reino de los difuntos.
RHIANONA: Es una variante de Epona. Era una divinidad de los cimbrios. Al contrario que Epona, no era tan benevolente y, aunque conducía a las almas hacia el más allá, aquellos que accedía a su invitación de subir a su grupa para hacer el camino, ya nunca más regresaban. En ella aparecen dos aspectos contrarios: por un lado es la amazona inalcanzable, y por lo tanto nadie la alcanza jamás si intenta ir en su dirección, por otro resulta que invita al caminante a que monte para llevarlo consigo. A veces se la representa, además de junto o sobre el caballo, con dos pájaros: uno provocaba el gozo y, el otro, el olvido. Los expertos creen que se refiere a los efectos de alguna planta adormidera pues, según se dice de la diosa, hacía adormecer a los vivos, como si estuviesen muertos, y a los muertos los hacía revivir. También era una manifestación más de la Diosa Madre.
BELISAMA: La resplandeciente, la que parece una llama. Según los romanos era la señora del fuego y de sus mágicos influjos. En su honor, como en el caso de Brigit, se mantenía siempre encendida una llama.
ROSMERTA: La diosa de la abundancia. Es la gran proveedora. Se la suele representar portando el cuerno de la abundancia y hasta con una bolsa llena de objetos.
LAS MUJERES DEL SID: Son mensajeras de los dioses. Su sexo es femenino y pueden transformarse en cisnes. La palabra Sid significa paz y se refiere “al otro mundo” en diversas formas: en las entrañas de la tierra, en maravillosos palacios de cristal y luz; en hermosas islas perdidas en mitad del oceanos.., es un reino de felicidad donde las palabras “mal” o “sufrimiento” no existen. En la tradición gaélica tienen diferentes nombres: Tir na n-Og “tierra de los jóvenes; Mag Meld “llanura del placer”; Tir na m-Beo “Tierra de la vida”; Tir Tairngire, “tierra de la felicidad”; Mag Mor “la gran llanura”; Tir Aill “el otro mundo” o Tir na m-Bân “tierra de las mujeres”. Todos estos “paraísos” se encontraban realmente en uno que los bretones sitúan en la Isla de Avalon, o isla de las Manzanas, fruta símbolo del conocimiento y la sabiduría.